PRIMERO LLEGA EL AMOR, DESPUÉS EL MATRIMONIO...

"Amor primero en llegar,

Luego viene el matrimonio,

Luego viene el bebé en un cochecito de bebé".

Woah, ¿eso te trajo recuerdos de nosotros corriendo en el patio de recreo o qué? Todos comenzamos a planificar todo el asunto del matrimonio (o no, eso también está bien) desde una edad temprana. Entendimos entonces que te casas con la persona que amas. Dos personas se encuentran y hacen que funcione el tiempo suficiente para sellar el trato. Ta da!

Bueno, no del todo. Errm, el matrimonio en realidad requiere trabajo. El antes y el durante requieren trabajo de ambos extremos; sólo entonces se producirá la verdadera satisfacción marital. La transición al matrimonio no es algo que deba tomarse a la ligera. El noviazgo difiere del cortejo. El cortejo difiere del compromiso y el compromiso difiere del matrimonio. Cada etapa requiere tiempos y aquí es donde entra en juego el Modelo de Apego a las Relaciones (RAM). Recuerde: conozca, confíe, confíe, comprométase y toque. No se puede proceder al otro sin aumentar el anterior.

Un tema bastante popular es si casarse tarde o temprano importa o demuestra que hay mucha diferencia. Un artículo de Deseret News comparte que "los estadounidenses se casan más tarde. En 1970, la edad promedio en el primer matrimonio era 21 para las mujeres y 23 para los hombres. En 2021, las edades eran 28 y 30, respectivamente, dice el nuevo informe" (Collins , 2022). Entonces, un buen puñado de estadounidenses se casará un par de años después, pero ¿hay mucha diferencia entre casarse a los 30 que a los 20? Según el estudio National Marriage Project: 2022 State of Our Unions, no hay resultados significativos que demuestren que la edad es un indicador de la satisfacción conyugal.

Sin embargo, casarse más joven (20 años) no es para todos. El director Brad Wilcox del National Marriage Project explica que casarse joven “requiere una medida adicional de madurez e intencionalidad. Pero, sorprendentemente, este informe encuentra que aquellos que se casan a los veinte años son algo más propensos a informar que están felices y satisfechos sexualmente en comparación con aquellos que se casan más tarde” (State of Our Unions, 2022). Ahí tienes. Encontraste a alguien mientras estabas en la universidad y te llevaste bien, empiezas a salir y muy pronto eres exclusivo, cortejando si puedes. Después de aproximadamente un año, se comprometen y comienzan a planificar la boda y a unir sus vidas.

Verá, podemos dividir las etapas de la vida de un adulto joven en tres:

Etapa 1: Vida adulta soltera

- Promoción de la educación

- Encontrar una carrera

- Volverse financieramente estable

- Autoexploración

- Tener una cita

Etapa 2: Matrimonio

- Adaptarse a compartir la vida con el cónyuge

- Desarrollar e implementar habilidades de comunicación

- Establecer patrones y límites

- Construcción de bonos

- Construyendo satisfacción marital

Etapa 3: Adición a la familia

- Empezar a tener hijos

- Disminución de la satisfacción conyugal

- Introducción de nuevos roles y responsabilidades


En la etapa dos, los roles y responsabilidades pueden ser negociados y flexibles. Establecer patrones con respecto a la comunicación con su cónyuge establecerá el ritmo para el resto de su matrimonio. No solo eso, sino que establecer límites representará qué tan involucrado permite que otros estén en su familia. Una vez más, aprendimos esto de Salvador Minuchin. Minuchin describe tres tipos de límites: difusos (enredados), rígidos (desconectados) y claros. Reiterar la importancia de qué patrones establecidos en su primer año de matrimonio seguirán en los años posteriores.



Al ingresar a la etapa tres, tenga cuidado ya que la satisfacción conyugal comienza a disminuir. Esto no debe quitarle la importancia y la belleza de crear vida y tener hijos en la familia. Con el nacimiento de cada hijo, la satisfacción conyugal disminuye. La atención entre la pareja se dirige hacia el(los) hijo(s), lo cual es común. Sin embargo, solemos ver a la madre más involucrada pero hay formas de involucrar al cónyuge para que no se sienta excluido. Es por eso que establecer límites saludables de los demás permite que la pareja trabaje junta en todo. Madres, eso significa involucrar a su cónyuge en el embarazo y el parto. Padres, sean pacientes y considerados. No obstante, a medida que nacen más niños, la disminución continúa hasta que se estabiliza después del nacimiento del último niño. El proceso posterior es que la satisfacción conyugal puede aumentar hasta convertirse en un nido vacío (Figura A) o la satisfacción conyugal puede nunca aumentar realmente (Figura B); que conduce al riesgo de divorcio.
Así que realmente el matrimonio no es tan fácil como dice la rima infantil. Se necesita trabajo y mucha comunicación para asegurarse de que, independientemente de la edad que tenga cuando se case, la satisfacción marital sea positiva.



“El matrimonio, en su sentido más verdadero, es una sociedad de iguales, sin que ninguno ejerza dominio sobre el otro, sino que cada uno se anime y ayude al otro en cualquier responsabilidad y aspiración que pueda tener”.

—Gordon B. Hinckley

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